METÍ LA PATA
Con absoluta claridad sé que metí la pata.
Medí mal mi estado emocional y percibí mal la realidad objetiva.
Tome una mala decisión.
A veces los planetas y los astros no se alinean.
A veces uno mete la patota.
Le pedí una reunión.
Voy a ir con el ego desarmado.
Los insultos no van a ser contra mí. Van a ser contra mi estupidez.
Los juicios los acepto humildemente.
Me reuní con mi socio y me disculpé.
Después caí en cuenta que no estaba tan molesto ni tan ofuscado.
Había sido, desde su punto de vista, un error entendible.
A veces la humildad puede ser una gran estrategia
Pero...
Qué hubiera pasado si no desarmo mi ego
Busco justificaciones a mi error
Echo culpas a otras personas y a la coyuntura del país
Intento convencer a mi socio que mi decisión fue buena y que el error es de los otros.
Resultados.
Voy a justificar mi decisión a toda costa y mientras más me cierre a ella más voy a tener que invertir energía en defenderla. Al final me voy a enfocar en mi propio juicio irracional y lo voy a defender con todas mis fuerzas. Mal negocio para mi economía personal y emocional.
Posiblemente empiece una secuencia de incomodidades con mi socio. Tal vez se desencadenen tensiones y se convierta en una bola de nieve. Lo más probable es que a partir de ese momento tenga que dirigir parte de mi energía emocional a pensar cómo gestionar a mi socio y qué estrategia utilizar para que las cosas sigan más o menos bien.
Lo peor: la energía personal no es infinita. Empieza mi día a las 5:30 am y a partir de ese momento tengo que saber cuáles son mis goles diarios y qué necesito alcanzar ese día para conseguir las cosas que quiero en el corto plazo. Si invierto mi energía en pensar en justificaciones y pelearme imaginariamente con mi socio y con Luis Guillermo Solís porque el país está xyz y por su culpa mi negocio no prosperó, estoy frito “literalmente”, se me derriten las neuronas. Me olvido de lo importante: mis metas en la vida.
Conclusión: la humildad ayuda a rectificar, solucionar y dejar ir. La humildad es un buen guardián de la energía personal.
La humildad puede ser una gran estrategia.